Desde pequeños nos han dicho que las piedras no tienen ojos y que si causa daños es responsabilidad del lanzador y no del lanzado. Incluso la Biblia tiene un dicho: Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. ¿Cuál es la relación que le busco?
Cada acción que desempeñamos o no, impacta en la pequeña realidad que nos rodea. Cualquier piedra que lancemos puede cambiar el mundo a mejor o a peor, causando daño al objetivo o a quien no queríamos dar.
Hoy en día ni Dios esta exento de pecado. Las piedras vuelan en todas direcciones, rompiendo las ventanas de quien menos protegido está.
Dejándonos de metáforas, el sistema nos está apedreando. Se nos prohibe protestar en la calle, multándonos de forma desorbitada para que nadie pueda permitirse protestar. Se nos aparta del poder, transmitiendo nuestras quejas y sugerencias verticalmente y dependiendo siempre de la mayoría. Se nos individualiza, enfrentándonos los unos a los otros con minucias y pequeñas diferencias cuando lo que nos une es mucho más fuerte que lo que nos separa. Se nos inutiliza física, mental y sistemáticamente.
Este hecho indigna a la calle. Cada vez somos más las personas que queremos un sistema más justo, que nos escuche a todos y que se someta al pueblo y a nuestra voluntad, como herramienta de convivencia que es el gobierno.
Pero nadie da el primer paso. Cuando menciono 'la primera piedra' me refiero a que nadie da el primer paso de resistencia. Ningun@ queremos que nos abandonen nuestros compañeros cuando hemos sido los primeros en desobedecer.
Pero la segunda piedra es la más solicitada de todas. Aunque nadie quiere dar el primer paso, muchos esperan a que otro lance la primera piedra para seguidamente situarse a su lado, sumarse a su lucha y arrojar un diluvio empedrado contra cualquier sistema que nos oprime. Tan sólo es necesario un primer valiente, una primera piedra, que desate toda la indignación y rabia que todos guardamos dentro. -J19
Cada acción que desempeñamos o no, impacta en la pequeña realidad que nos rodea. Cualquier piedra que lancemos puede cambiar el mundo a mejor o a peor, causando daño al objetivo o a quien no queríamos dar.
Hoy en día ni Dios esta exento de pecado. Las piedras vuelan en todas direcciones, rompiendo las ventanas de quien menos protegido está.
Dejándonos de metáforas, el sistema nos está apedreando. Se nos prohibe protestar en la calle, multándonos de forma desorbitada para que nadie pueda permitirse protestar. Se nos aparta del poder, transmitiendo nuestras quejas y sugerencias verticalmente y dependiendo siempre de la mayoría. Se nos individualiza, enfrentándonos los unos a los otros con minucias y pequeñas diferencias cuando lo que nos une es mucho más fuerte que lo que nos separa. Se nos inutiliza física, mental y sistemáticamente.
Este hecho indigna a la calle. Cada vez somos más las personas que queremos un sistema más justo, que nos escuche a todos y que se someta al pueblo y a nuestra voluntad, como herramienta de convivencia que es el gobierno.
Pero nadie da el primer paso. Cuando menciono 'la primera piedra' me refiero a que nadie da el primer paso de resistencia. Ningun@ queremos que nos abandonen nuestros compañeros cuando hemos sido los primeros en desobedecer.
Pero la segunda piedra es la más solicitada de todas. Aunque nadie quiere dar el primer paso, muchos esperan a que otro lance la primera piedra para seguidamente situarse a su lado, sumarse a su lucha y arrojar un diluvio empedrado contra cualquier sistema que nos oprime. Tan sólo es necesario un primer valiente, una primera piedra, que desate toda la indignación y rabia que todos guardamos dentro. -J19
No hay comentarios:
Publicar un comentario